Reseña #10. El ojo parado. El saqueo del valle de Santa Rosa.
Vamos a por faena:
Autor.
Jesús Santos Landois nació en 1931.
Toda la información que proporcione aquí la extraje del libro, de la contraportada y ciertos comentarios que se van desarrollando en la novela. (En general, adelanto, esta novela es de tono familiar, no es ficticia y su familia sufrió todo lo relacionado con este libro).
Solo se nos revela que su ocupación es la de pertenecer al Colegio Coahuilense de Investigaciones históricas... supongo que estudió historia o algo por el estilo.
Lo que sí puedo ver claramente es que está enamorado de su tierra, el estado de Coahuila. Lo digo por los títulos de otros libros que ha publicado.
Edición.
Al parecer, la editorial del libro es una independiente, o de plano, muy barata, lo más probable es que sea la primera.
Las hojas son groseramente blancas, los interlineados son inferiores a los libros de bolsillo, las imágenes están en blanco y negro, y apenas se notan rasgos faciales, arquitectura, u otros datos, y la tinta, con todo respeto para la editorial (que no tiene o no revela su nombre), se parece a una de fotocopiadora.
También, la forma en que se unieron las hojas, y por lo tanto, de crear el libro, me recuerdan a una tesis universitaria, no tiene estética y parece que puede quebrarse con poco esfuerzo, así que tampoco me fue una lectura cómoda.
Quizá puede que se vean puros desperfectos, pero, en realidad, considero a Jesús Santos Landois como uno de los mejores escritores mexicanos que he leído hasta el momento.
Personajes.
Hay una gran densidad de personajes: el libro tiene el propósito de narrar la vida, casi cotidiana de un pueblo entero, el pueblo de Múzquiz, así que, no creo que me sea provechoso revelar todos y cada uno de los personajes, pues no sería como tal una reseña.
Pero sí quiero revelar que, al menos los dos aparentes protagonistas, son los abuelos de Santos Landois, y son: Alberto Santos y María de la Garza.
Y también que, al menos una década antes de la Revolución Mexicana, el pueblo tenía dos bandos políticos, y son personajes recurrentes en esta novela.
Opinión personal.
No quiero analizar esta novela por datos técnicos, ni tampoco por datos literarios, porque, como mencioné antes, la novela intenta algo noble: describir la situación política y social de los tiempos que vivió el abuelo del autor.
Así es: la novela rescata algunos asuntos y datos técnicos muy cercanos a la época de sus abuelos, pero, desgraciadamente, por un motivo triste y horrible: el asesinato de su abuelo, Alberto Santos. La novela está narrada por la nostalgia y por el indirecto coraje del autor, algo así como una denuncia que el mismo tiempo no ocultó.
El autor es un genial escritor que te narra con lujo de detalle todo el contexto del Valle de Santa Rosa, de una forma exquisita, dinámica y no te aburres a pesar de que son datos económicos y políticos. Es por eso que, el autor para mi gusto pudo equilibrar tanto lo realista como lo literario, que muchas veces resulta ser lo imaginario. De verdad, hay muchas, pero muchas cosas que se pueden aprender este libro para narrar una región desde las actividades-materiales humanas.
¿Quién fue el asesino de su abuelo?: Idelfonso Castro, el Ojo Parado.
Para mí, esta novela es el reflejo de algo que quisiera hacer en un futuro: investigar tanto como me sea posible a mi familia para hacer una novela sobre la vida de mis bisabuelos...
Por último, también quiero decir que esta novela revela algo: lo que nosotros conmemoramos como la Revolución Mexicana, en realidad, no corresponde a lo que nuestra educación pública nos quiere obligar a creer: no fue una lucha entre la democracia y la dictadura, o una lucha entre ideales buenos contra perversos: muchos revolucionarios norteños, de hecho, la llaman como "la revolución de Carranza", y eso, los pocos que entendían el contexto histórico y que estaban metidos en la política, y los otros, que eran la gran mayoría, no comprendían realmente por qué estaban en armas, ni por qué el ejército federal llegaba a su pueblo, ni por qué los revolucionarios cometían sus crímenes. Y bueno, solo quisiera pedirles que por favor, estudien un poco más sobre la realidad de este episodio histórico que, al menos a mí, me causa pena e indignación como mexicano.
Por último, quisiera transcribir este enigmático poema:
Cerca del agua, a la ribera del río,
llegaron a esta tierra
hace doscientos cincuenta años,
dieciséis familias sefardíes.
Fundaron un presidio.
Y en un ritual extraño le pusieron nombre.
Creció la aldea. Los ganados e higueras
ya no fueron extranjeros. Dieron fruto.
Los exiliados aprendieron a amar la tierra.
Plantaron la cruz y la caña de azúcar.
Enterraron a sus muertos.
Se mezclaron y fundaron una sola familia.
Fluyó la vida.
Las palomas aprendieron a volar en cielo inédito.
De pronto, un hombre llegó... Carranza...
Y aquel edénico lugar;
jamás ha vuelto a encontrar lo que perdió.




Comentarios
Publicar un comentario