Reseña #24. El candor del padre Brown. (The innocence of the Father Brown).

 Bien, no sé cómo presentar este libro: y, creo que debería carecer de presentación. Estamos hablando de uno de los más grandes detectives literarios de todos los tiempos, y, el escritor, Chesterton, tampoco se queda atrás en cuanto a lo que representan para el mundo literario en estos géneros, pero también en un tipo de literatura-filosófica.


Vamos a por faena:





Autor.


Solo diré que nació en 1874. Su nombre completo: Gilbert Keith Chesterton,  y que practicó muchos géneros: el cuento y el ensayo y también escribió libros de viajes, artículos de periódico, de poesía y también fue biógrafo.


Un prolífico escritor si se pregunta.


Murió en 1936.


Idioma y traducción.


La obra se desarrolla en algunos países circundantes de Inglaterra: se menciona en algunos momentos en Francia, pero, al menos un relato se desarrolla en Islandia, así que, obviamente, la obra está dirigida a un público anglosajón.


Esta edición de Salvat, a pesar de no poseer traductor responsable, ciertamente no encontré gramática misteriosa ni palabras conjugadas sin sentido, aunque, eso sí, hay palabras rebuscadas, muy rebuscadas, que recuerdan a ediciones baratas sin derechos de autor, pero, le doy el beneficio de la duda, y probablemente, el propio autor utilizó esas palabras rebuscadas en su original inglés.


El título español y británico, no sé qué tan malo o bueno sea, pero sí que es muy diferente: mientras que en el inglés simplemente es inocencia, en el español es algo que recuerda a la extrema pureza, como la nieve, me refiero a la palabra candor. No lo sé, pero sí que el título en español me parece un poquitito más apropiado que su original inglés.


Voz narradora.


La voz narradora es la tercera persona. Quizá por la naturaleza rígida de los razonamientos para resolver algunos secretos o enigmas que requiere la labor detectivesca, se podría pensar que es omnisciente, o al menos equisciente. Pero, al menos yo, después de pensarlo mucho y reflexionarlo, quisiera dejar otra vía y es que nos encontramos ante un narrador testigo.


¿Me pareció apropiada esta voz para narrar la historia? Por supuesto que sí: algunos relatos o cuentos poseen naturalezas tan enigmáticas que en mi más clara ignorancia, me confesé a mí mismo que todo aquello no podría ser producto de algo racional, sino que acabaríamos con una historia sobrenatural o paranormal. 


Eso, por un lado, y por otro, tenemos que tener presente esto: las historias del Padre Brown, que es un sacerdote, podrían decirse que son los razonamientos, ideas y hasta temores y anhelos que el propio Chesterton tuvo por un tema muy presente en su vida: la religión en general, y después, la validez de la religión católica en particular. En esta edición, al final, se puede leer lo siguiente: 


"En sus libros, [de Chesterton], se puede reseguir el camino espiritual que hizo hasta convertirse al catolicismo."


Así que vemos, el narrador, aparte de contar una historia, es también el producto de la propia voz de Chesterton.


Personajes.


Al tratarse de cuentos, cada uno tiene sus antagonistas, sus principales y sus secundarios.


Ahora bien, podemos decir que hay personajes recurrentes y son tres:


-Detective o inspector Valentine, (que de hecho solo aparece en dos)

-Obviamente el padre Brown

-El ladrón y detective Flambeau.


Es todo lo que puedo decir sin confundirme.


Formato y estructura.

Bien, vemos que tal cual, este libro pertenece a la primera edición inglesa de los primeros relatos que Chesterton presentó las aventuras del "padre" Brown. Vemos que se presentan así:

1.La cruz azul. 

Que en realidad, no está protagonizado por el propio Brown, sino por Valentine. Desde aquí, convendría que nos acostumbráramos a la dinámica de Chesterton.


2.El jardín secreto.

Horrible asesinato, la verdad me asqueó... Pero, al menos lo que yo pude notar, es que Brown y otro personaje tienen un don para resolver misterios, pero que, de alguna manera, `por las circunstancias, ambas figuras se enfrentan. Como que tienen un poder que uno puede elegir utilizar para hacer el bien como para hacer el mal, y por suerte, en este relato gana el bien pero sin clichés o una fórmula rebuscada.


3.Las pisadas misteriosas.

Un gran relato. Por cierto, encontré otro blog para ver algunas reseñas sobre los cuentos del "padre" Brown que resume y analiza con tanta profundidad este cuento.


4.Las estrellas errantes.

Un relato muy moral.


5.El hombre invisible.

¿Se lo robaron los fantasmas, o es que hay personas tan indiscretas que no somos capaces de verlos?


6. La honradez de Israel Gow.

Solo diré estas letras: H-E-R-M-O-S-O.

Y también, que no puedo evitar transcribir el misterio: 


Como savia nueva para árboles pujantes,

tal es el oro rubio para los Ogilvie.


7.La forma equívoca.

En una parte del relato, me acordé del gran escritor estadounidense H.P Lovecraft. Este relato es una maravilla literaria.


8.Los pecados del príncipe Saradine.

Aunque Chesterton utiliza un lenguaje artificial para transcribir los diálogos de los personajes en el enfrentamiento, sin duda alguna, los procedimientos y clímax de la historia son "surrealistas".


9. El martillo de Dios.

¿Qué tiene que ver la gravedad como amiga de un asesino? Todo: es lo más natural e insospechado en nuestro mundo.


10.El ojo de Apolo.

Sin duda, el cuento más teológico de esta colección. Aunque también es apologético.


11. La muestra de la espada rota.

-¿Dónde esconderá arenita un sabio? ¿Dónde esconderá una hoja un sabio? 

¿Se podrá resolver un caso de hace algunos siglos en las oscuras selvas de Brasil en Islandia con simples pláticas y diálogos?


12. Los tres instrumentos de la muerte.

"Tengo que ir a la escuela de sordomudos. Siento mucho no poder asistir a la averiguación". ¿Los asesinos pueden dignificar al asesinado?


Calificación: 9.99999/10.


Opinión personal.


Me podría pasar horas diciendo lo genial que es el "padre" Brown y Chesterton. Pero, solo digo que muchas personas deberían leer este libro, tanto para aprender a escribir, como para encontrar verdades de nuestra vida diaria.


Y también, que a pesar de que parezca replicable la fórmula chestertoniana de: presentar un problema, que Brown medite y que se resuelva sea como sea, eso no debe confundirnos. Ya quisiera yo que más personas escribieran como Chesterton, pues nos presentarían verdaderos enigmas y acertijos de tal manera detallados que solo quieras llegar a la página final del relato en cuestión para que todo te haga sentido.


No por nada, le han mencionado como el "maestro de las paradojas".

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