Reseña #26. La máscara negra. (Black mask).

 Bueno, creo que estoy ante uno de los peores libros que he leído, curiosamente se debe a que considero que comparte desde la literatura una visión del mundo extremadamente enfermiza; aunque debo reconocer y quitarme el sombrero ante la forma que Hornug tiene para presentar historias y personajes y la descripción sicológica de los mismos en historias que no pasan de las 35 páginas.




Autor.


Ernst William Hornug, mejor conocido por sus iniciales E.W. Hornug, nació en 1866 en Yorkshire. 


Viajó a Australia- debido a que su salud fue frágil quizá desde su niñez por una enfermedad que al parecer era asma.


De regreso a Londres se licenció en periodismo, y ahí conoció a Conan Doyle. Más tarde, por una amistad que se presume cordial y sincera, Hornug se casó con la hermana de Doyle, Constance Aimée Monica Doyle en 1893. 


Tuvo un único hijo que embriagado por el nacionalismo enfermizo que plagó Europa por los distintos nacionalismos, fue teniente, y murió en Ypres, en la 1GM. 


Sin más, solo cabe destacar que se dedicó al cuento, la novela y a una única obra de teatro, pero sobre todo, encontramos poesía cuyo principal género era el romance.


Murió en 1921 a los 51 años.


Formato.


El libro que reseño aquí es más que nada una compilación de cuentos o relatos muy cortos que describen y presentan la vida de Raffles, un caballero ladrón.


Debo admitir que pensaba que Hornug se inspiró en el escritor Leblanc para crear la figura de Raffles, sin embargo, ya que la máscara negra se publicó en 1901, y Lupin, caballero ladrón se publicó en 1905, sea muy probablemente Raffles la inspiración directa del caballero ladrón Lupin.


¿Por qué lo digo? En el fondo son muy parecidos, tienen casi casi los mismos intereses, y en al menos una ocasión han hablado de piezas tan específicas y raras de arte, dándonos a entender que las quieren robar. 


Como sea, cada escritor tiene la magia de que a pesar de que presenten un argumento o género muy parecido, cada uno lo hace a su manera.


El libro La máscara negra tiene estas ocho historias:


1.Esto no es una canonjía.

2. Un presente para el jubileo.

3- El destino de Faustina.

4. Reirá mejor quien ría el último.

5. Para cazar a un ladrón.

6.Un antiguo amor.

7.La otra casa.

8. En el regazo de los dioses.


Mi propia jerarquía.


Me gusta resaltar los relatos desde el que más me gustó hasta el que menos, y los pongo en la siguiente lista:


1. Para cazar un ladrón. Hay una muerte impresionante literaria.

2. Un antiguo amor. Me reí bastantes veces con este relato. 

3.La otra casa.

4.Esto no es una canonjía.

5. El destino de Faustina.

6. Reirá mejor quien ría el último.

7. Un presente para el jubileo.

8. En el regazo de los dioses. Sin duda, uno de los peores cuentos que jamás he leído en mi vida.


Calificación: 6.8/10.  Si no tuviera el último cuento quizá sería un 8.8.


Opinión personal.


Insisto que Hornug fue un genio literario al presentarnos una historia tan interesante, dinámica, entretenida y sicológica en menos de 40 páginas. No cabe duda que su pluma es ejemplar en la cadencia de la historia, y su imaginación también, sin olvidarme de que la forma en que resuelve las propias circunstancias en sus mundos imaginados por él mismo, me parece que es lo más importante que un escritor debe hacer.


Tiene tres cualidades que los buenos escritores deben tener y mira que ya es bastante.


Ahora bien, desde el principio encuentro a un Sherlock Holmes, no sé si sea porque ya era cuñado de Conan Doyle, pero ciertamente, Raffles me es muy antipático en la forma que trata a Bunny, tal cual como Holmes trata al Dr. Watson en estudio en escarlata. No me gusta que una sincera amistad esté llena de superioridad y arrogancia; comparándolos por ejemplo con "el padre Brown" y el detective Flambeau, me parece más acertada y sincera la amistad de los últimos que los dos primeros.


Pero, aunque pueda pasarse la relación amistosa de los personajes, que depende más que nada del criterio del autor,lo  que no puedo dejar pasar es una visión del mundo del autor.


Hablo de su relación con la gloria y el renombre militar. En el cuento en el regazo de los dioses, vemos un diálogo entre la matrona  Raffles y Bunny sobre un suceso acontecido en Transvaal, un país africano al norte de Sudáfrica, que expresa la disconformidad de la misma con la política del señor Chamberlain, Neville Chamberlain, un señor que quizá sea un poco desconocido por la figura mediática de Winston Churchill, pero que indirectamente, fue el causante de que un conocido militar alemán causara lo que todavía recordamos como una catástrofe, iniciada en 1939; y bueno, en vez de tener un poco de cordura, Bunny responde con esto a la matrona: "Pero la guerra no tuvo la virtud de elevar sus sentimientos".


¿He leído bien? ¿La guerra eleva los sentimientos humanos? ¿Es enserio? ¡Es enfermizo!


Quizá sea por el contexto Victoriano, pero, bueno, yo como un lector del siglo XXI que sabe y que tiene suficientes datos para concluir que los británicos imperialistas tenían una mentalidad de cavernícolas romanos o mongoles, me parece necesario demandar este tipo de literatura, no con el propósito de quemar libros u ofenderse con todo como lo hacen "minorías" que defienden ideas insostenibles, sino, para que en mi ingenuidad, podamos discutir sobre esto para que no vuelva a repetirse un fenómeno tan dañino como lo fue el imperio británico.


Solo eso quería decir. No comparto esa visión del mundo donde la guerra nos da la gloria. Que sea una ética científica la que nos eleve y nos represente, y una filosofía que como mínimo sea humanista para que nos una, la que en verdad nos haga despertar la virtud, y no la cavernícola idea de romantizar la destrucción sea -cual sea su naturaleza. 

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